29 de noviembre de 2009

Adivinanza #2

Juanito dijo: “Tiene patas pero no camina, tiene ojos pero no ve, tiene brazos pero nos los usa”. “Hmm, ni idea”, pensé. Pedí pistas. Pista #1: Es algo blanco y mucha gente va a verlo. “Juemadre, qué poca capacidad de abstracción la mía, más en blanco estoy yo”.

Pista #2 (Dada ante mi silencio): “La gente también lo busca en el computador”. Creo que quedé peor. De nuevo, me rendí. Respuesta: Un esqueleto. No home, eso no fue justo. No tiene ni patas, ni ojos, y ¿mucha gente va a verlo?... “Sí, en los museos”, dijo mi hermano. ¡Plop!

Conclusiones: Primera, a los 21 años mi capacidad de inventar adivinanzas es muy poca. Segunda, pretender adivinarle las adivinanzas a mi hermano de nueve años puede ser misión imposible. Y no, no hay tres, lo lamento.

24 de noviembre de 2009

Adivinanzas

No soy la mejor inventando juegos para niños, pero ayer, en la tarde, mi hermano estaba aburrido y sin juguetes a la mano. Le dije que jugáramos a las adivinanzas.

Comencé con una vieja “¿Qué animal tiene los pies en la cabeza?”… es una difícil, recuerdo que cuando me la dijeron casi no la adiviné. Pero después de darle algunas pistas, llegó al indeseable y popular piojo.

Ahora era su turno, otra de animales. “¿Cuál es el único animal que no se puede matar?”. “El dinosaurio”, respondí charlando, no tenía ni la más remota idea. “La cucaracha”, intenté de nuevo, pensando en que la cucaracha es el único ser que puede sobrevivir a una bomba nuclear, pero esa no era la adivinanza.

Me rendí y la respuesta resultó ser: “Pues un animal que ya está muerto”…

22 de noviembre de 2009

Salomé y la mia domenica

Los brackets apretan en este domingo, la brisa llega suave a mi balcón y mis pensamientos se mecen como las hojas de los árboles que tengo en frente.

Como cosa rara no puedo estar completamente relajada, porque si bien estoy en vacaciones, tengo cosas pendientes: dos artículos para Comunicaciones de EAFIT. Sin embargo, siento que es un irrespeto trabajar el domingo, y no sé, tal vez adelante algo, pero por la noche.

Después de un sábado de rabia, de frustración y algo de confusión, vivo un día más tranquilo, de ideas más claras.

Estoy leyendo Salomé, de Fernando González, empezándolo de nuevo, como por quinta vez. Es un libro bueno, pero lo he dejado por inconstante y luego me he olvidado de donde iba, por lo que me toca empezar de cero. Quiero amar la lectura de nuevo, obsesionarme con ella. Leer en el baño, leer cuando me levante, leer caminando.

En este libro González observa las reacciones de la primavera en su gata Salomé, en él mismo, en la niñera Toní que lo tienta y lo mira con sus "ojos afelpados". Todo implora un castigo, ser sometido, subyugado. Y Fernando trata de alejarse del amor y del odio a través de la filosofía, pero no puede. Es el año 1.934 y se encuentra en Marsella, a punto de entregar su cargo de cónsul en Francia, porque se lo quitaron tras haber publicado El hermafrodita dormido.

"Yo había notado que las mujeres, cuando ya no aman, no se acuerdan, se enojan cuando se les recuerda", dice González en una de sus observaciones. Pienso que es cierto y parece explicar mi reacción cuando dejo de querer a alguien, porque sin aparente motivo siento rabia hacia esa persona si insiste en estar a mi lado...¡qué cruel!

Quisiera vivir por un tiempo en un país con estaciones y también estudiar los efectos que tienen estos cambios en mí.

21 de noviembre de 2009

¿Y cómo para qué soy buena?

No tengo idea de qué propósito darle a este blog... no me animo a algo literario, no estoy tomando tantas fotos (aunque no descarto este punto, sólo que tengo que buscarle un objetivo distinto al de Flickr) y no sé cómo hacer atractivos mis pensamientos, sin demostrarle mucho al público mi empeliculamiento cotidiano...

Así que acepto propuestas de cualquier tipo.

¡Gracias!