11 de marzo de 2010

La tos de perro

Nunca se le había visto tan callada, ni tan ruidosa a la vez. El pecho le vibraba, las palabras se perdían, y una tos como ladrido salía de su boca para demostrar que estaba mal.

Noches de frío, de gritos, de cerveza en la capital. Madrugadas de dolor, fiebre y delirio. Ella se cuida y no, inevitablemente impulsiva.

2 comentarios:

  1. Creo que el otro día hablábamos que yo prefiero no montar nada al blog hasta que se me ocurra una historia o una voz particular/especial para contar. Este post me recordó un poco esa conversación.

    (Muy bonito el diseño, ya era hora. Me gusta la fuente).

    ResponderEliminar
  2. Aquí lo de la voz particularmente especial es muy real :p

    ResponderEliminar